LA CARTA NATAL TRAS LA MUERTE
La posibilidad de que algo tan extraño como la
astrología pueda funcionar o ser válida revoluciona presupuestos básicos sobre
nuestra concepción de la vida y nos invita a hacernos muchas preguntas, tanto
filosóficas como sobre nuestra propia existencia.
Los astrólogos viven encontrándose con sorpresas que los obligan a hacerse
preguntas más radicales todavía. Por ejemplo, cuando el mapa astral que desde
hace dos mil años se calcula para el momento de nacimiento no sólo describe
contenidos fundamentales de nuestra vida, sino también de lo que queda después
de que ésta termine, en su sentido biológico y convencional.
Las manos robadas
Que la Carta Natal funciona después de la muerte es
un lugar común que los astrólogos observamos desde la década del 80. Cuando en
junio de 1987 se hizo público el robo de las manos del cadáver de Juan Domingo
Perón, los planetas que en su carta natal auguraban por su simbolismo un evento
tal, desde luego no predicho por impensable, volvían a contactarse en el cielo
y en su carta como si él todavía viviera.
Mercurio, el planeta que rige las manos, estaba al nacer en el oscuro signo de
Escorpio, asociado a los crímenes, a la muerte y, por extensión, a lo que queda
después de ésta, en conjunción a Saturno, el planeta de las privaciones y de lo
cadavérico, ambos en la casa XII, la casa de lo oculto y de las desapariciones.
Los planetas de Escorpio en la carta estaban en aspectos de 150º (llamados
quincuncios y que también tienen una connotación escorpiana) con los presentes
en Géminis, el signo de las manos, entre los cuales se hallaba Plutón, el
regente de Escorpio, con sus mitos de sustracción y ocultamiento.
En la revolución solar, la carta anual levantada para el momento del cumpleaños
astronómico exacto previo al evento, Mercurio estaba estrechamente conjunto a
Plutón en Escorpio, sobre su Mercurio natal. Los días del suceso, Plutón estaba
exactamente sobre ese Mercurio, mientras que Saturno, en la casa XII del
retorno solar, conjuntaba exactamente al Ascendente de la Carta Natal, el punto
más vinculable al cuerpo físico y su lugar en el mundo.
Cuando la Luna repitió su posición exacta natal en la revolución lunar previa,
Mercurio (manos), en la casa VIII, directamente asociada con Escorpio y con
pérdidas, estaba en oposición a Urano, el planeta de las separaciones y que
tradicionalmente saca las cosas a la luz.
Acompañando las sorpresivas revelaciones que se le
asocian, el Ascendente de la revolución solar estaba conjunto a ese planeta en
la Carta Natal, mientras que otro punto vinculado a lo público, el Mediocielo,
al moverlo la cantidad de grados idéntica a los años transcurridos desde el
momento del nacimiento (91º 34’ ),
también conjuntaba a ese planeta. Así, por unos meses, su identidad fue
desenterrada de las sombras de su bóveda por una profanación que sigue
desconcertándonos aún hoy.
Octubre rojo
El filósofo alemán Karl Marx desarrolló un análisis
y teoría de la sociedad que habría de ser durante décadas el programa
ideológico de la revolución soviética, donde tuvo su primera plasmación
pública, masiva y concreta.
Fallecido en la pobreza en Londres, en 1883, muchos años después sus ideas
serían el fermento del levantamiento más dramático de los últimos siglos. En su
retorno solar de 1917, calculado para San Petesburgo, el Ascendente vuelve a
ser el revolucionario Acuario de su carta natal mientras Urano, regente de
Acuario, hace conjunción exacta al Ascendente natal en ese signo y el
Mediocielo de la revolución solar hace conjunción al Urano natal.
Ese momento revolucionario, con su identidad y teorías saliendo definitivamente
a la luz, está acompañado por otro gran iluminador: el Sol. Moviéndolo desde su
posición natal la cantidad de grados transcurridos desde su nacimiento hasta la
revolución del Octubre Rojo, en ese momento hace conjunción a su Ascendente
natal: su identidad en el mundo. Feliz momento para Marx también reflejado por
los dos planetas más benéficos del sistema, Venus y Júpiter, en esa misma
revolución solar exactamente arriba de la conjunción del Sol y de la Luna en su
carta natal.
No somos nuestros
Que somos polvo de estrellas es un lugar común.
También lo es que provenimos por entero de los genes parentales y luego vivimos
incorporando y procesando una materia exterior que no nos pertenece: cuando
nacimos, los planetas de nuestra carta natal estaban ahí afuera, para todos y
de todos.
Trascendiendo el mundo de vivencias subjetivas, la Carta Natal refleja
fuertemente nuestras relaciones con el medio ambiente. Y cuando morimos y queda
nuestro cuerpo físico, como en el caso aludido de Perón, o nuestras ideas, como
en el de Marx, siguen siendo patrimonio de nuestro entorno y tienen una vida
propia, así como la identidad virtual que queda en la memoria colectiva y que
también va cambiando con los astros.
Hitchcock
Siempre recordaremos a este gran cineasta por sus
geniales películas, la teoría cinematográfica que se les deriva y el humor
personal desplegado en sus series, mucho más que por su vida privada o matices
de su personalidad.
El 23 de noviembre de 2012, se estrenó en los cines una cinta que relata las
vicisitudes de la preparación de uno de sus films más emblemáticos: “Psicosis”.
Aparece por primera vez en el cine Alfred Hitchcock como personaje, de hecho
muy desarrollado, encarnado por Anthony Hopkins junto a Helen Mirren como su
esposa; Toni Colette como su asistente, y Scarlett Johansson como la
protagonista de un film donde la mirada del director debutante Sacha Gervasi es
sin duda amable y benévola.
Aunque ya muerto más de treinta años antes, la carta de Hitchcock refleja ese
momento en que su vida misma está más expuesta que nunca, afortunadamente para
él en forma positiva: según el sistema de mover los elementos de la carta la
cantidad de grados según la cantidad de años transcurridos desde su nacimiento
(aquí, 113º), para el estreno, el público Mediocielo conjunta al Ascendente,
que representa la vida y el cuerpo, Saturno al Mediocielo, Venus a Urano,
Plutón se opone al Mediocielo, y acumulan los armónicos trígonos de Venus al
Ascendente, de la Luna y de Júpiter a Neptuno, de Saturno a Venus, del
Mediocielo a Urano y el también benéfico sextil de Neptuno al Sol. El conjunto
es impactante por su cantidad y por la positividad, tanto de los ángulos como
de la mayoría de los planetas involucrados.
Su revolución solar anterior, que incluye la pre-gala en Hollywood el 1º de
noviembre, tiene a Urano en conjunción al Mediocielo de la carta natal y de la
revolución solar, repitiendo la amena conjunción natal de la Luna con Júpiter:
una nueva imagen positiva para la posteridad.
El bautismo del copernicio
El gran astrónomo y astrólogo Nicolás Copérnico
revolucionó en el siglo XVI la concepción del cosmos y del sistema solar
vigente desde hacía dos mil años. Persona de múltiples saberes, supo granjearse
en vida el favor del papado, pese a que su misma teoría luego le traería
problemas a colegas tales como Galileo Galilei.
Hoy sigue suscitando merecidas simpatías en la comunidad científica, al punto
que ésta, en honor al gran sabio polaco, decidió el pasado 19 de febrero de
2010 bautizar al 112 de la tabla periódica de los elementos con el nombre
“copernicio”.
Durante esas semanas, y más precisamente ese día,
su carta natal estaba recibiendo aspectos muy positivos desde el cielo: Júpiter
arriba de su Sol, Venus y Urano arriba de su Mercurio y Mercurio opuesto a su
Ascendente. Planetas vinculados a nombres, identidad, ciencia y fortuna. Tenía
el mismo aspecto que Marx durante la revolución bolchevique: Sol, avanzando
tantos grados como años transcurridos desde el nacimiento, en conjunción al
Ascendente. Lo que ocurre sólo una vez cada 360 años y es sinónimo de gran
reconocimiento.
¿Polvo de estrellas?
Polvo de estrellas, herencia biológica: del polvo
venimos, al polvo volvemos. En ánimo de discurso funéreo (que aquí aplica): no
somos nada. Quizás la astrología nos indica que no sólo somos inquilinos
temporarios de nuestro ropaje carnal, sino también de nuestras ideas y de
nuestra misma identidad. Que es de otros, y de la cual somos canal.
(Las cartas natales mencionadas fueron extraídas de la base de datos de la
Biblioteca Pública de la Fundación Centro Astrológico de Buenos Aires)
Jerónimo Brignone es Presidente y Director del Caba, Fundación Centro
Astrológico de Buenos Aires, entidad con más de 50 años de actividad y
reconocimiento internacional.
También dicta clases en la UBA; www.astrolcaba.com.ar