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martes, 8 de enero de 2013

LOS CUATRO ELEMENTOS EN LA SALUD...


LOS CUATRO ELEMENTOS EN LA SALUD
El Equilibrio de los elementos dentro de la carta puede indicar enfermedades sutiles, agotamiento o excesos. Los desequilibrios pueden ser innatos -carta natal- o temporales -direcciones, progresiones, revoluciones solares o lunares y tránsitos fuertes-.
En una Carta Natal o Revolución Solar o Lunar se puede hacer un baremo de como está el equilibrio elemental.
Cuando un elemento recibe uno o dos puntos solo es débil, sin embargo si recibe 7 o más puntos es fuerte.
Si no tiene ningún punto está agotado y si recibe 9 o 10 puntos es excesivo.
EL AGUA
El agua agotada produce sed, deshidratación, calambres, insomnio, mala memoria, incapacidad para los sentimientos.
Antídotos para el agua débil: beber abundante agua, zumos de verduras y té de hierbas; vivir cerca del agua, baños de sal o baños de mar; comer alimentos jugosos, frescos y ajo; realizar actividades artísticas; llevar puestas piedras turmalina, perla, ópalo o cuarzo ahumado.
El exceso de agua: crea mucus; produce neumonía, retención de fluidos, obesidad, obstrucciones arteriales, retención linfática.
Antídotos para el exceso de agua: ejercicio; evitar los alimentos crudos, salados y dulces, la carne y los aperitivos; beber, hierbas diuréticas como flor de saúco y ortiga; disfrutar la música de flauta y la interacción social; llevar puestas piedras de cuarzo rosa, turmalina rosa, aventurina verde o fluorita.

LA TIERRA
La tierra agotada produce debilidad incoherencia, fracturas que no se curan.
Antídotos para la tierra débil: ejercicio; cultivar un jardín; trabajar arcilla; comer verduras de raíz. Caminar descalzo sobre césped, arena de la playa o una moqueta.
El exceso de tierra produce obesidad, bloqueos, depresión, osificación, calcificación, pérdida de sensaciones sensoriales.
Antídotos para el exceso de tierra: ejercicio; dormir menos; tomar comidas ligeras y con especias; cultivar la capacidad de respuesta.

AIRE
El aire debilitado produce mala circulación, falta de confianza en uno mismo, abatimiento, pesadillas, nauseas, toxicidad, deficiencias de oxígeno, respiración corta, fatiga.
Antídotos para el aire débil: ejercicios para practicar la respiración; climas desérticos; sacudir la manta de plumón cada mañana; comer verduras de hoja; dar largos paseos o bailar y actividades sociales.
El exceso de aire crea desórdenes nerviosos, inquietud, hipersensibilidad a los contaminantes, a los sonidos internos y a los olores; piel endurecida, pelo, huesos y uñas quebradizos, flatulencia, asma, tos, estreñimiento, insomnio, esquizofrenia, artritis.
Antídotos para el exceso de aire: incrementar la ingesta de líquidos, especialmente infusión de manzanilla; comer cereales y verduras de hoja; tomar vitaminas del complejo B, magnesio; baños calientes o de vapor; incrementar el consumo de aceites comestibles; masajes con aceite caliente, llevar ropa cálida y hacer ejercicio moderado al aire libre; climas húmedos; comer productos lácteos; llevar colores azules oscuros y violetas; llevar puestas piedra lapislázuli, zafiro, aguamarina, turmalina azul, crisocola o calcita verde; remedio de castaño blanco de flores de Bach. 

FUEGO
El fuego agotado produce falta de vitalidad, abatimiento, pérdida de apetito, palidez, frío, digestión lenta e inadecuada, migraña, fobias, baja inmunidad, mala circulación y tono muscular; posible diabetes.
Antídotos para el fuego débil: tomar el sol, ejercicio aeróbico; bebidas y alimentos calientes y especiosos, incluyendo cayena, cardamomo, canela; infusión de jengibre o menta; llevar ropa roja y naranja; llevar puestos cristales como el rubí, hematites, cornalina o topacio.
El exceso de fuego crea ira y agresión, quemazón, problemas de hígado y vesícula, alteraciones digestivas, úlceras, exceso de bilis, fiebre, erupciones cutáneas, tendencia al olor corporal, visión borrosa, hipoglucemia.
Antídotos para el exceso de fuego: aplicar toallas mojadas al cuerpo; incrementar la ingesta de líquidos, tomar alimentos dulces, beber infusiones de camomila; ponerse ropa de colores verdes y azules; llevar puestos cristales como la esmeralda, granate verde, aventurina, malaquita, aguamarina o calcita verde.