Recuerdo una conversación que tuve una vez con una
escritora cuya madre había nacido en mayo. Mientras hablábamos de los hábitos y
del carácter de sus padres, la muchacha comentó que “Mamá era una mujer alta”.
“Pues entonces tú debes haber salido a tu padre”, señalé, ya que la chica era
de estatura mediana. Sonrió. Y jamás me olvidaré de lo que dijo. “No me refería
a la estatura física. Mamá era mas baja que yo. Yo hablaba del alma”. La
muchacha era Piscis, el signo que ve más hacia dentro.
Tenía razón. Una mujer Tauro es una mujer alta.
Aunque no llegue a medir un metro y medio, puede alcanzar la altura suficiente
para hacer frente a casi cualquier emergencia en la que pueda situarla la vida.
En muchos sentidos, la mujer Tauro es la sal de la tierra, una combinación de
las más preciosas cualidades que todos los hombres buscan, y que rara vez
encuentran. Es capaz de exhibir un genio violento que llevará a un fuerte varón
a refugiarse corriendo en los bosques (o por lo menos debajo de la mesa), pero
no se entregará a un acceso de cólera si no la provocan. Por lo general, si
nadie la atormenta mas de lo que puede soportar un ser humano, o si el destino
no le da una mano realmente muy mal barajada, será capaz de jugar con limpieza
la partida de la vida, con admirable serenidad. Su candor y su sinceridad
básica no conocen la dilución de las lágrimas ni otras tretas femeninas
parecidas. La muchacha Tauro aventaja en valor moral y emocional a más de un
recio varón, pero tiene suficiente confianza en su sexo para dejar que el jefe
seas tú, si eso te gusta. Si tú no te haces cargo, es posible que tome las
riendas y sea ella quien se encargue de dirigir las cosas, aunque preferiría
que fuera al revés. Lo que busca es un hombre de cuerpo entero, porque sabe que
ella es una auténtica mujer, y está orgullosa de serlo. Para ella, ser mujer no
significa necesariamente ser una coqueta incorregible, una cabeza hueca o una
gatita que se finge débil para salirse con la suya. No tardarás mucho en darte
cuenta de que tiene su propia opinión, y de que es lo bastante fuerte como para
no necesitar ponerse fastidiosa para conseguir su objetivo.
Generalmente, la mujer Tauro encierra en sí el
autodominio suficiente para sujetar un tiro de caballos (lo que da justa idea
de la fuerza oculta de su voluntad), si decide ejercitarlo. Y esperamos que así
sea. Con ascendente en Aries, Leo o la
Luna puede esperarse de ella alguna que otra crueldad o
frecuentes tormentas emocionales, y con fuertes influencias de Piscis o de
Géminis en su carta natal es posible que sea mas inquieta e indecisa, pero la
típica mujer Tauro practica el dominio de sí en todos los ámbitos de la vida y
casi continuamente. Y es bueno que eso ocurra, porque su exterior normalmente
plácido oculta una naturaleza sensual que vale la pena investigar un poco.
Los hombres aprecian siempre su generosa tendencia
a tomar a la gente como es, sin reticencias. Se siente tan cómoda con un hombre
de ciencia que venga de estudiar las moscas tse tse en el Congo como con el
tragaespadas del circo. Los dos hacen aquello para lo que nacieron, ninguno de
los dos es un impostor, y eso es lo que a ella le interesa. Sus mejores amigos
pueden ser criaturas espeluznantes arrancadas directamente del mundo de
Toulouse-Lautrec, o pueden ser cuadros de Norman Rockwell que han cobrado vida.
Pero siempre se tratará de seres reales, no maniquíes ni estatuas. Cuando
tropieza con alguien que le disgusta, la mujer Tauro no inicia una campaña para
destruirlo, ni enfrenta o desafía sus ideales y sus motivos. Lo evita,
simplemente. Con sus enemigos puede mostrar una helada indiferencia, pero si tú
te cuentas entre sus amigos, te será leal a través de todas las vicisitudes. Su
decisión de serte fiel hará que la amistad entre Damon y Pitias parezca una relación
circunstancial.
Puedes conducir un Maxwell, subir al mástil de la
bandera, descuidar totalmente tu aspecto o ponerte flores en el pelo, si eres
su amigo, de alguna manera ella justificará tus acciones. Hay un pequeño
detalle, claro: ella espera tercamente de la otra persona su misma fidelidad
ciega y su invariable lealtad. Y si a cambio de la suya no le ofreces una
devoción total, puede enfurruñarse en un rincón como una triste nube gris de
resentimiento acumulado.
No confundas eso con los celos, sin embargo. La
mujer Tauro normal acepta el masculino deporte de mirar a las muchachas. A
diferencia de las mujeres Leo o Aries, Tauro no se pondrá roja de furia cada
vez que tú admires abiertamente a una chica bonita. Para encender su cólera
hace falta algo más que un simple flirteo o un beso de despedida en la mejilla
de una buena amiga. Si sobrepasas los límites de su idea de lo que es jugar
limpio, puede llegar a ser temible, pero la línea está trazada con cierta
generosidad. Realmente, tendrá que sentirse muy acorralada para que estalle con
la furia típica del Toro.
Está bien, puedes hacerle un guiño a esa cajera tan
bonita, pero no pongas demasiado a prueba la paciencia de tu chica Tauro. Por
inagotable que parezca, tiene sus límites, y si nunca la has visto enfurecida,
mejor déjalo así.
Tauro no es una mujer dominada por objetivos
estrictamente mentales, sin que eso quiera decir que no sea inteligente y
despierta. En cuanto a seso, está a la altura de los hombres y de las mujeres
más dotadas, pero no le preocupa demasiado entender la teoría de la relatividad
ni complacerse en abstracciones. Los títulos universitarios múltiples no la
fascinan ni la impresionan; uno es suficiente para ganarse su respeto. Una
mentalidad práctica, el sentido común y la capacidad de entender lo fundamental
de cualquier tema son lo esencial en ella. Pero la típica muchacha Tauro no es
una intelectual que se divierta leyendo a los filósofos, y las ideologías
intrincadas no son su fuerte. Su pensamiento es práctico y sólido, sin adornos
ni demostraciones de calistenia mental. Tiene los pies bien plantados en la
tierra, y en sus firmes talones no hay el menor indicio de que puedan asomar
alas. Es raro que las mujeres Tauro sean inquietas; no pierden ni la cabeza ni
el equilibrio.
Normalmente, la perspectiva taurina es recta y
segura, sin deformaciones ni distorsiones (aunque la Luna en Géminis puede
provocar en ella algunos remolinos).
Es una criatura estrictamente física, lo que a ti
te interesará indudablemente, pero para interesarle a ella, un objeto o una
idea tiene que actuar sobre sus afinadísimos sentidos. Tauro se desentiende por
completo de cosas que son “buenas para ella”, que “todo el mundo hace” o que la
“estimularán mentalmente”. Si acudes a ese tipo de persuasión la harás
bostezar. Para que reaccione con auténtico interés, ella tiene que encontrar
alguna satisfacción sensual en todo lo que hace.
Es raro encontrar a una mujer Tauro acomodando en
un jarrón unas cuantas flores artificiales. Para ella las flores deben ser reales
y tener su propia textura o fragancia. En primavera y en otoño recogerá enormes
ramos de retama y dulcamara, y en verano llenará la casa de grandes dalias y
crisantemos. Su perfume será por lo común exótico y persistente, aunque algunas
Tauro se inclinan en sentido opuesto y prefieren la fragancia de un cutis y un
cabello limpios hasta la exageración. A las muchachas de este signo les
conmueven indudablemente las sábanas recién lavadas e impregnadas del suave
olor del sol, o el aroma delicioso del pan que se cuece en el horno. Les
levanta el ánimo el olor del diario de la mañana, la emanación embriagadora de
la hierba recién cortada después de una lluvia de primavera, la de una vela de
cera al arder o el humo que se eleva de una pila de hojas otoñales. Que esto te
sirva de advertencia para usar una buena marca de loción para afeitar, frotarse
detrás de las orejas con un trozo de periódico húmedo, meterte una hoja medio
quemada bajo la solapa y conectar el sistema de riego antes de darle el beso de
las buenas noches. Los olores desagradables la afectan con la misma intensidad,
aunque en sentido opuesto. No es una chica a quien le gustaría tener en su casa
un zorrino, aunque lo hubieran desodorizado. No la lleves a comer pescado frito
sin llevar contigo un aromatizador de ambientes. El problema está en el olor de
la fritura; la fragancia del pescado fresco recién sacado del agua es otra
cosa: es natural. Tampoco un establo ofenderá sus delicadas narices. Otra vez,
Madre Natura. Si quieres que tu cortejo termine en un éxito olfatorio, tendrás
que hacer una lista minuciosa.
También los colores exaltan sus sentidos, cuanto
más intensos mejor. Todos los matices del azul te ayudarán a debilitar su
resistencia, al igual que el rojo y el rosado. Cuando la vayas a visitar, ponte
una corbata azul y una camisa de color rosado fuerte, pero no al mismo tiempo.
Recuerda que Tauro también tiene el instinto de la armonía, y no querrás
parecer un jardín de infancia mixto.
En la comida exigirá el sabor justo, y generalmente
será generosa con los condimentos (a no ser que tenga ascendente en Virgo o en
Capricornio). No te olvides de llevarla a lugares donde haya excelentes
cocineros, porque una magra hamburguesa y una inexpresiva sopa de guisantes la
dejarán emocionalmente fría. Si tienes suerte, será ella quien te invite a
comer algo preparado en casa, y lo más probable será que le hayas pedido su
mano antes del postre. Cuando una chica de este signo se ata el delantal, no es
para preparar tostadas con canela. Siempre será buena idea, si vas a visitarla,
ir con el estómago vacío. La
Tauro típica puede conquistarte cocinando, y su cocina es una
verdadera trampa para cazar hombres.
Los sonidos armoniosos y los efectos visuales
bellos la atraen como un imán. La mayoría de las Tauro tienen notable talento
para la música y el arte o saben apreciarlos, en todo caso. Es posible que sean
muy buenos los dibujitos que hace distraídamente mientras habla por teléfono.
Si la invitas a salir, los conciertos y las exposiciones son muy buena idea, y
para una luna de miel piensa en las cataratas del Niágara o en el Gran Cañón
del Colorado. La majestuosidad de la naturaleza la dejará arrobada.
Si el Niágara resulta demasiado caro, entonces
llévala a un parque de diversiones. Probablemente, le encantará andar en la
rueda giratoria, sintiendo el viento en las mejillas y escuchando la música del
organillo. (La montaña rusa les llamará la atención a sus hermanas de Aries y
de Géminis.) Es rara la mujer Tauro que nunca haya estado en una granja ni
viajado por el país como autostopista, y a quien no le guste montar a caballo e
ir de pesca. Con toda su sensualidad, la mujer Tauro tiene en el fondo de su
corazón una vena retozona. La tierra la atrae con su llamada seductora, y ella
responde echando los brazos al cuello de Madre Natura, con auténtico arrebato.
Si quieres que con la misma autenticidad te abrace a ti, procura no poner
música estridente, no comer ajo sin hacer gárgaras después y no vestir con
colores disonantes.
Por último, está el sentido del tacto. Las mujeres
Tauro son de las que se quejan de que tu pullover “raspa”; su tacto no resulta
“grato”. Son poco menos que capaces de decir el color de una tela,
acariciándola con los ojos cerrados. Los tejidos que usen serán suaves y
agradables al tacto, nunca irritantes, y lo más probable es que Tauro se vista
con sencillez y buen gusto.
Su naturaleza sensual tal vez no llegue al punto de
usar ropa interior de encajes y vestidos rebuscados (a no ser que haya un
ascendente en Leo o Piscis, o influencia lunar). Prefiere la ropa sencilla y
deportiva, los conjuntos caros pero sin exceso de adornos y detalles, y en el
vestir persigue ante todo la comodidad; también en las tiendas prevalece su
sentido práctico. Si en su carta natal es fuerte la influencia de Acuario, es
posible que alguna vez se chifle un poco por los trapos, pero incluso en esas
ocasiones lo que elija servirá a algún propósito utilitario.
A medida que la conozcas mejor, te darás cuenta de
que esta muchacha puede ser una torre de fuerza. Rara vez se muestra exigente,
salvo en lo que se refiere a lealtad, y su disposición es generalmente estable,
terrenal y agradable. A la gente le encantan sus modales fáciles y directos;
Tauro es tan calmante como un baño templado. Y probablemente a ella le gusten
los baños templados, con montones de aceites, lociones y burbujas. Es frecuente
que el cuarto de baño de una mujer Tauro parezca el apartamento privado de
Cleopatra, y uno puede esperar ver aparecer un esclavo con un abanico de hojas
de palmera.
Tal vez tengas que aprender por dura experiencia
que a una mujer de este signo no le gusta que la contradigan, especialmente en
público; pero eso puedes evitárselo teniendo presente las características de su
signo solar. Recuerda que le gusta hacer las cosas con lentitud. Si la urges o
la presionas se irritará, y no es prudente hacer irritar a una mujer Tauro. Su
tiempo puede ir desde lento a deliberado y persistente; es raro que se muestre
impulsiva, pero si la pinchas puede llegar a ser violenta.
La maternidad le sienta a las mil maravillas. Se
adecua armoniosamente a su disposición serena y combina a la perfección con lo
bovino de su naturaleza. Tauro es tierna con los bebés y adora a los
chiquillos, pero a medida que crecen, tiende a mostrarse demasiado estricta y
exigente con los niños. En las mujeres Tauro hay una vena de inflexible
terquedad que hace que les resulte difícil aceptar los múltiples y confusos
cambios de la adolescencia. La madre Tauro se enoja cuando no se respeta su
disciplina. No aguanta desobediencias ni desafíos, que despiertan toda la furia
del Toro. También se le hace difícil tolerar la ociosidad o el desaliño, de
modo que lo más probable es que los chicos aprendan a mantener la pulcritud en
su cuarto.
El amor de este signo por la belleza y la armonía
impide que los nativos acepten con calma la falta de esmero y la dejadez.
Hijos desordenados y casa desarreglada pueden hacer
que la madre Tauro lo vea todo rojo. Fuera de estas peculiaridades, será
probablemente buena madre y, con los años, sus hijos encontrarán en ella más
bien una amiga que una imagen materna. La mayoría de los retoños de una mujer
de mayo la recuerdan como una madre cálida y maternal durante sus años de
infancia, y una compañera con gran sentido del humor con el correr del tiempo.
Los años intermedios, aquellos en que la impaciencia juvenil choca con la firme
determinación del Toro, pueden dejar algunos recuerdos desagradables. Pero la
madre Tauro defenderá leal y valientemente a sus hijos de los peligros externos
y les enseñará a imitar su propia honradez y valentía.
Las mujeres Tauro jamás son remilgadas. Es raro
verlas llorar o quejarse. Son las mujeres que sin decir palabra se ponen a
trabajar hasta que el marido termine sus estudios de medicina o toman un
trabajo para hacer en casa si la familia pasa temporalmente por una crisis
financiera. Pese a la lenta deliberación de sus movimientos y a su frecuente
necesidad de descanso, las mujeres Tauro no tienen nada de holgazanas; trabajan
con empeño. Son capaces de treparse a una escalera para rascar o pintar las
paredes con la fuerza de un hombre, pero necesitan de una siesta por las
tardes, para recuperar fuerzas. Tauro marcha orgullosamente junto a su hombre,
y es raro que intente dejarlo atrás o cobijarse en su sombra. Más de una mujer
Tauro ayuda en sus estudios a su marido, si él está siguiendo cursos especiales
en su carrera profesional, o le pasa a máquina la correspondencia comercial que
él trae de su despacho. En estas cosas, es una compañera excelente. Las Tauro
jamás esperan que las mantengan sin aportar algo, y se sienten muy mal con un
hombre que a su vez no aporte, aunque tratan de soportar la situación del mejor
modo posible. A las mujeres Tauro les disgustan todas las formas de debilidad.
Su impasibilidad ante el dolor o el estrés
emocional es casi milagrosa, y en ocasiones supera incluso a la de la mujer
Escorpio. Recuerdo una escena que presencie una vez en un hospital. A una mujer
Tauro la llevaban al quirófano para una intervención, grave hasta el punto de
que sus posibilidades de sobrevivir a la operación eran muy pequeñas, y ella lo
sabía. Era un riesgo calculado. Mientras el marido miraba como la ponían en la
camilla de ruedas en que la llevarían hasta la sala de operaciones, ella se dio
cuenta de que tenía los ojos llenos de lágrimas, pero no hizo el menor
comentario. En cambio, empezó a hacer bromas, hasta conseguir que las
enfermeras, e incluso el médico, sonrieran. Lo último que le oyó decir su
familia mientras los enfermeros procuraban entrar la camilla en el ascensor fue
algo típico de Tauro. En vez de dirigir a sus seres amados una patética mirada
de despedida, se apoyó en un codo para decir enérgicamente a los enfermeros:
“Antes de volver a ponerme sobre este armatoste, consigan un poco de aceite
para engrasar las condenadas ruedas”. Una mujer Tauro jamás deja que los
sentimientos anulen su sentido práctico.
Quien se case con una mujer nacida en mayo no se
casa con un bebé llorón ni con una buscadora de oro. Tauro espera que él se
ocupe de ella y administre con sensatez la economía de la familia. Y cuando se
trata de muebles y de comida, espera la mejor calidad, pero también está alerta
a las gangas y es capaz de esperar para tener los lujos que anhela.
Dado su instinto de estabilidad, no le resulta
atractiva una fortuna rápida y sin cimientos firmes. Prefiere ver que
construyes cuidadosamente, de cara al futuro. Para ella es importante producir
buena impresión, y son muchas las Tauro que respaldan al marido en su búsqueda
de seguridad, invitando a cenar a gente influyente. Una esposa Tauro es el
espíritu de la hospitalidad.
Es de las que se quedan en vela noche tras noche,
cuidando a un niño enfermo, y ruegan por su salud con una fe sólida como una
roca, y de las que tiernamente pueden devolver la esperanza a un hombre a quien
el mundo ha golpeado, infundiéndole confianza con su propia intrepidez. Es tan
confiable y predecible como un reloj de pie, tan capaz de arreglar una tubería
rota o de cambiar un fusible quemado como de hornear un pastel de cerezas o coser
un botón. En su corazón hay siempre lugar suficiente y amor bastante para
acoger en su hogar a amigos y extraños, y su casa será un puerto para quien
acaba de salir de una tormenta. Como decía mi amiga, las Tauro son ”mujeres
altas”.